Al finalizar la temporada de baño muchas piscinas públicas cierran sus puertas hasta el verano siguiente. Sin embargo, es crucial realizar un buen cierre de temporada para garantizar una reapertura eficiente, mantener las instalaciones en buen estado y, sobre todo, contribuir a la sostenibilidad ambiental, especialmente en relación con la conservación del agua, un recurso escaso y valioso.

En este artículo te ofrecemos algunos consejos prácticos para conservar el agua y gestionar adecuadamente las piscinas públicas durante los meses sin uso.

 

1. No bajar el nivel del agua

Muchos responsables de piscinas optan por vaciar parcialmente el agua al final de la temporada. Sin embargo, es preferible mantener el nivel de agua en la piscina. Además de ser una medida sostenible, mantener el agua evita daños en la estructura. Cuando una piscina se vacía, la estructura puede estar sometida a movimientos del suelo o sufrir daños debido a las bajas temperaturas.

Conservar el agua también reduce la necesidad de volver a llenar la piscina durante la reapertura, lo que supone un ahorro económico y un gesto sostenible ante la presión hídrica en muchas regiones.

 

2. Mantener la filtración en funcionamiento al mínimo

Aunque la piscina no esté en uso, el sistema de filtración no debería desconectarse por completo. Reducir su funcionamiento a un nivel mínimo, ajustado a las necesidades de la instalación y las condiciones climáticas, ayuda a prevenir la acumulación de algas y suciedad que pueden dañar tanto el agua como los componentes de la piscina.
La filtración mínima puede controlarse mediante la instalación de relojes programadores, activándose en ciertas horas o en días alternos. En zonas con alto riesgo de heladas, es aconsejable mantener la circulación del agua activa durante las horas de mayor riesgo para evitar daños por congelación.

 

3. Mantener la dosificación mínima o hibernar la piscina

Al igual que con la filtración, es esencial mantener una dosificación mínima de productos químicos para preservar la calidad del agua durante los meses de cierre. Esta dosificación evita que el agua se deteriore excesivamente y previene el crecimiento descontrolado de bacterias, algas y otros contaminantes.

Otra opción efectiva es hibernar la piscina. Este proceso consiste en usar productos especiales que estabilizan el agua y previenen la proliferación de microorganismos durante el período de inactividad. Esto permite reducir significativamente el mantenimiento durante el invierno y facilita la puesta a punto cuando llegue el verano.

 

4. Mantener al mínimo las tareas del equipo de mantenimiento

Aunque la piscina no esté en uso, es recomendable no abandonar completamente la instalación. Se sugiere que, como máximo cada 8-10 días, un técnico supervise el buen funcionamiento del equipo y de las instalaciones retirando los restos de suciedad más grandes (hojas, ramas, etc.) para garantizar una filtración eficiente y segura.

 

5. Cubrir la piscina

Un buen consejo es colocar una cubierta adecuada en la piscina durante el período de inactividad. Sus beneficios son:

  • Protege el agua de la suciedad, hojas y otros elementos externos.
  • Evita la pérdida de agua por evaporación, especialmente donde las temperaturas invernales son secas.
  • Ayuda a conservar el calor acumulado, lo que puede ser útil para retrasar el cierre o adelantar la reapertura.

Además, una cubierta de calidad, especialmente si está diseñada para soportar carga, puede ofrecer seguridad adicional, evitando accidentes.

 

La importancia de una gestión sostenible de las piscinas de uso colectivo

Conservar el agua de las piscinas no solo es una práctica inteligente desde el punto de vista económico, sino también una responsabilidad ambiental. A medida que la demanda de agua aumenta y la disponibilidad de recursos hídricos disminuye, cada acción para preservar este recurso cuenta.

Realizar un buen cierre de temporada en piscinas públicas no solo facilita la reapertura, ahorrando tiempo y dinero, sino que también promueve un uso más consciente y sostenible de los recursos. A través de estos sencillos consejos, es posible mantener las instalaciones en buen estado y, al mismo tiempo, contribuir a la protección del medio ambiente.